Para hablar de este hidroavión, previamente tendríamos que referirnos al Trofeo Schneider, una competición internacional nacida en 1913 para hidroaviones llamada “Coupe d, Aviation Maritime Jacques Schneider”.
Esta competición, en sus inicios fue dominada por los equipos del ejército norteamericano, mas los países europeos ofendidos en su honrilla tomaron cartas en el asunto y no escatimaron medios para potenciar sus equipos.
Precisamente Italia, pone en marcha toda su maquinaria de estado y construye el hidroavión Piaggio Pc.7, siendo su padre el ingeniero Giovanni Pegna, que se caracterizaba precisamente por sus ideas innovadoras a tal extremo que tocaban lo radical.
Construyó un aparato monoplano que podríamos definirlo como superveloz, flotaba sobre su propio fuselaje quedando semihundido en el agua, en lugar de barquillas flotaba al iniciar la marcha sobre unas aletas hidrodinámicamente diseñadas que hacían los mismos efectos que unos esquíes hasta que el avión salía del agua. Su construcción fue estrictamente y personalmente vigilada por el ingeniero Pegna que cariñosamente había apodado a su invento con el sobrenombre de “Pinocho”. Su chasis era de madera impermeabilizada y totalmente sellada, para su impulsión fue dotado de un motor de 970 cv que era refrigerado a través de unas semi/alas que estaban ubicadas justo delante de las alas reales del aparato y los gases del motor salían al exterior a través de unos escapes hechos en el fuselaje.
Gracias a este revolucionario aparato, el equipo italiano pudo lograr la victoria en las ediciones de 1927, 1929 y 1931, todo ello tuvo un alto costo ya que en la siguiente competición fallecieron dos pilotos italianos lo que hizo que Italia pospusiera su participación en esta competición de modo indefinido.
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