Por Genciano.
Nada más conocerse en Europa que los hermanos Wright habían conseguido volar, comienza a expandirse la fiebre por la aviación, innumerables personas empiezan a diseñar aparatos para emprender el vuelo. En Francia muchos diseñadores inventan máquinas más pesadas que el aire, la mayoría de estas no volarían jamás por tratarse de productos más de la imaginación que de la práctica.
“Si un ala o dos es suficiente para hacer volar un aeroplano, con muchas alas volará mucho mejor”. Quizás esta fue la teoría que movió al Marqués D´Equevilly, un rico mecenas empeñado en construir un multiplano en madera con tubos de metal y tela. No faltaba originalidad en el invento pero hubiese hecho falta algo más para que su aparato volara.
La curiosa máquina de forma oval tenía una estructura de siete planos en el medio cubiertos de tela y un motor de 3 cilindros y de 7 hp enfriado por aire que movía una cadena que hacía girar una hélice. El piloto iba sentado en el centro de la estructura elipsoidal sujeto a los círculos de madera, sin mandos de vuelo, timón, ni frenos (dejado a al diosa fortuna), pocos datos han quedado para la historia de este aparato, apenas una fotografía y algunos datos dispersos, pero de lo que no nos cabe duda es que jamás llegó a volar.
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