Entretanto, se busca en vano la solución donde ella no existe y se olvida la lección que nos da la Navidad.
La Salvación para un mundo en desorden y la solución para todas las crisis de la Historia, se inició en la Navidad, fecha magna de la Cristiandad.
* * *
En el establo de Belén, en medio de la noche profunda, brilló para el mundo la salvación. Es posible que en el momento en que nació el Salvador, el orgulloso emperador romano estuviese en su palacio, entregado a las más amargas reflexiones que le sugerían el fracaso de su política moralizadora. Es posible que a poca distancia de la casa imperial, se prolongasen a lo largo de la noche, alguna de aquellas descabelladas orgías que eran el tema obligatorio de los chismes de la época. Ni unos ni otros, ni el genial emperador, ni los sibaritas que echaban a perder la sociedad tenían idea de lo que en aquel momento sucedía en Belén.
Entretanto, no era del palacio imperial, ni de las orgías aristocráticas, ni de los conciliábulos de los conspiradores que el destino del mundo se decidía. La sociedad del futuro, oriunda de la solución perfecta y completa de los más importantes y vitales problemas de la época, nacía en Belén, y era de las manos virginales de María que el mundo recibía al Mesías que habría de redimir al mundo son su sangre y reorganizarlo con su Evangelio.
¿Cuál es la lección primordial que debemos sacar de de eso?
Es que así como para la humanidad en el tiempo de Augusto la solución para los más intrincados problemas sociales y políticos no fue encontrada a no ser en Jesucristo, así también, en nuestro tiempo, es sólo en la Iglesia Católica, el Cuerpo Místico de Nuestro Señor Jesucristo, que debemos concentrar nuestras esperanzas
Queremos ofrecer estas breves reflexiones extraídas de un artículo escrito por Plinio Corrêa de Oliveira en “O Legionário” el 25 de diciembre de 1938.
Con ello Acción Familia quiere desearle a Usted y a todos los suyos una muy Santa y Feliz Navidad y un Nuevo Año bajo la maternal protección de la Santísima Virgen.
Saludos cordiales,
Luis Montes Bezanilla
No hay comentarios:
Publicar un comentario