martes, septiembre 07, 2010

Aviadores de leyenda: dos historias: Charlie Brown y Franz Stigler



Por Greciano


Sin alejarme del mundillo de la aviación, hoy quiero hacer algo diferente, como podréis suponer el anecdotario, las batallitas, las historietas que nacen de este marco dan para mucha literatura, ahí van un par de ellas:


Charlie Brown era durante la II Guerra Mundial piloto del 379 Grupo de Bombarderos del Ejército estadounidense destacado en la localidad inglesa de Kimbolton; en cierta ocasión cuando intentaba regresar a Base tras una cruenta batalla con su B-17 para mayor señas bautizado como “OLD PUB” en cuyo fuselaje se apreciaba desde la distancia que le habían castigado bastante, la cola y la sección trasera estaban severamente dañadas, el artillero de cola herido y sangrando, la torre superior se la habían volado, el morro demolido e impactos por doquier, con los instrumentos de navegación seriamente deteriorados, a tal punto que en vez de orientar el vuelo hacia Inglaterra se introducía en territorio alemán. Tras sobrevolar un aeródromo enemigo saltaron las señales de alarma en tierra y despegó en su persecución un Messerschmit Bf-109 pilotado por el oficial germano Franz Stigler que tenía como misión interceptar y derribar al bombardero enemigo.

Al aproximarse en vuelo Franz para “cazarlo” se percató del lamentable estado de su presa, le parecía imposible que de tal guisa el B-17 fuera capaz simplemente de mantenerse en el aire, se colocó en paralelo y observó como Charlie a duras penas lo podía controlar. Al darse cuenta de que su objetivo caería él solo sin necesidad de añadirle mas peso de artillería, le hizo señales para que girase 180 grados y lo escoltó hasta que éste se encontraba sobre el Mar del Norte con rumbo a Inglaterra, se saludaron ambos pilotos militarmente y cada uno siguió su viaje.

Al llegar a tierra Franz Stigler informó que lo había derribado sobre el mar y Charlie Brown redactó el informe de vuelo haciendo constar este sucedido, pero fue asesorado para que lo hiciese de nuevo omitiendo toda referencia al contacto con el oficial alemán. Lo ocurrido quedó entre ellos, no trascendió a las esferas gubernamentales.

Transcurridos cuarenta años, Charlie Brown gestionó un encuentro con el oficial alemán que les salvo la vida a él y a los suyos en aquel lamentable vuelo. Ello tuvo lugar con ocasión de unas jornadas de convivencia entre pilotos que habían participado en la II G.M. en la sede del acuartelamiento del 379 Grupo de Bombarderos en Estados Unidos. Tras expresarle su agradecimiento Charlie y otros componentes del vuelo por no haber abierto fuego artillero contra ellos, Franz comentó “Volé al costado de ellos durante un buen rato, estaban luchando desesperadamente por mantener el avión en vuelo y regresar a su base y yo decidí permitírselo, no podría haberles disparado, hubiera sido lo mismo que hacerlo contra un piloto colgando de su paracaídas”.



A principio de los años 50, el por aquel entonces Alférez de la aviación argentina Bravo Deheza, se trasladó a Inglaterra para recibir instrucción en materias de combate aéreo. A la finalización de una de las jornadas hallándose en el bar de la base tomándose unas pintas con su instructor británico el cual había participado de lleno en la II G.M., le pidió que le comentara algún episodio vivido por él en dicho conflicto bélico, éste llenó su pipa, miró hacia el cielo a través de unos grandes ventanales, y entre rondas de cervezas le comentó:

En cierta ocasión volaba con un alumno sobre las aguas del Canal de la Mancha en un avión biplaza en el cual el alumno y el instructor van sentados uno junto al otro, recordaba que era una tarde primaveral, sin apenas nubes sobre el Canal, se encontraba preocupado porque el alumno no era capaz de interpretar correctamente las instrucciones de vuelo que él le ordenaba, se volvió hacia el joven aspirante a piloto y volvió a repetirle las instrucciones. De pronto observa que el alumno deja de mirarle, lanza su vista al frente, se vuelve pálido y el rictus de su cara parecía el de un cadáver, aquella situación le asustó, miró a su alrededor y se percató de que nada menos seis aviones alemanes Messerschmitt Bf 109 le habían formado un cono a modo de escolta mostrándoles las ennegrecidas bocas de sus ametralladoras, podría decir que hasta dejé de respirar.

El comander/guia de la formación germana casi toco con la punta de su ala derecha la izquierda mía. La expresión de mi cara y la del alumno debía ser todo un poema, el jefe alemán le recuerdo perfectamente, con su habano en la boca me dirigió unas señas con las que me indicó que nosotros no éramos su objetivo, que no le interesaba consumir artillería para derribarnos, rompieron la formación y se alejaron sin mas.

Años mas tarde, cuando Bravo Deheza ostentaba el empleo de Brigadier General fue invitado el legendario piloto alemán Adolf Galland, as de la II G.M. a dar unas charlas en la VII Brigada Aérea de Morón (Argentina), al finalizar una de las jornadas Bravo Deheza preguntó a su invitado si en alguna ocasión había perdonado la vida en el aire a un enemigo, Galland le habló de dos casos, y primero relatado coincidió exactamente con el que años atrás le había hecho su instructor inglés, recordaba y coincidía hasta en el modelo de avión, un Avro Anson, por supuesto le comentó que conocía personalmente al “perdonado”.

Una sonrisa brillo en la cara de Galland que le refirió ¿Qué tal tipo era?, ¿mereció la pena no derribarle?, por supuesto de ese intercambio de impresiones resultó el compromiso por parte de Bravo Deheza de concertar una reunión entre ambos.



Para finalizar, me despido con la frase del gran piloto de caza de la Luftwaffe, Johannes Steinhoff , “La caballerosidad implica muchísimo más que, simplemente, mostrarse atento y cortés con una dama”. Esto por supuesto referido a los dos relatos anteriores.

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