En este breve artículo pretendemos dar a conocer la vida de un hombre especial, nos referimos al aviador argentino VITO PALAZZO, nacido el 13 de Septiembre de 1.909 en San Miguel de Tucuman, por su origen familiar siciliano tenía hasta un acento especial dentro de lo característico que nos puede parecer oir hablar a un argentino, pionero en el mundillo de la aviación de este país, fue uno de los fundadores de la Compañía Aeropostale Argentina el 16 de Junio de 1927 , hablamos de una persona de reconocida bondad.
Tendríamos que comenzar diciendo que era el menor de dos hermanos Próspero y Vito, el primero de ellos se inició como piloto de aviación militar en el año 1925, también formó parte de la Aeropostale y falleció en accidente aéreo en la Patagonia el 23 de Junio de 1.936.
Quizá por influencia de su hermano mayor, Vito que en un principio trabajaba como relojero, comenzó a sentir ese “gusanillo” que le impulsó a derivar hacia la aviación. Sus primeros pasos los llevó a cabo como alumno en el Aeroclub de Tucuman, tras superar las pruebas de acceso obtiene su titulación de piloto en 1928. A decir verdad era un hombre que hacía caso omiso a los riesgo de esta actividad, sus primeros vuelos los hizo a localidades como Santiago del Estero, Concepción, Salta, Catamarca, Termas de Rio Hondo y los valles de Calchaquies y para que quedara constancia de las horas de vuelo se tenía que personar en la Comisarías de Policías donde le confirmaban y sellaban sus planillas de vuelo, desde luego aquello aviones no contaban con los exquisitos instrumentos de vuelo con los que están dotados los actuales y menos aun con indicadores meteorológicos.
Trasladó su residencia a Bahía Blanca para unirse a su hermano Próspero y al piloto francés Saint Exupery, formando estos tres personajes la base de la antedicha Compañía Aeropostale Argentina, que a su vez era una filial de la Compaigne Aeropostale Generale de Francia (precursora de Air France) que abrió caminos comerciales por aire en la vasta meseta de la Patagonia. No fue un camino de rosas, sus primeras experiencias lo fueron con aviones sin apenas instrumentación para la navegación.
Posteriormente, a requerimiento de Próspero fijó su residencia en Comodoro Rivadavia donde ejerce funciones de instructor de aviación durante cinco años. A la largo de su vida de aviador se vio envuelto en cinco accidentes pero podríamos asegurar que el destino siempre estuvo de su parte y salió indemne, de todos estos los mas complicados fueron uno cuando a unos 8 kilómetros del aeropuerto en San Antonio Oeste, cuando parecían ver la pista se quedaron sin combustible y tuvieron que hacer un aterrizaje de emergencia en una zona con arbolado, la aeronave quedó totalmente destruida pero ellos no sufrieron el más leve rasguño y otro en Comodoro Rivadavia cuando uno de sus alumnos perdió el control en un cambio de presión y cayeron a tierra, quedaron bañados en combustible y por fortuna no se produjo lo que hubiese sido normal y fatal, el incendio de la aeronave.
La situación económica dejaba mucho que desear, a veces se veían en la obligación de transportar algún pasajero para así recaudar algunos fondos que le permitieran seguir adelante manteniendo apto para el vuelo su avión Late-25, lo cierto es que gracias al pundonor, fuerza de voluntad, desinterés y arrojo de hombres como muestro amigo Vito, lograron grandes avances y desarrollos para el Sur Patagónico. Los vuelos eran difíciles y penosos a veces las emanaciones de gases por el uso de combustibles y lubricantes poco refinados emanaban gases que perturbaban la salud de los pilotos, mas nuestro héroe siempre logro superar estas adversidades.
En 1938 llegó a la creación de la Sanidad Aérea, logró un aparato que fue reconvertido a ambulancia y dotado de un elemental equipo de cirugía menor, trasladaba de modo altruista medicamentos y enfermos hacía metrópolis dotadas de centros hospitalarios, logrando superar los inconvenientes de unos vientos de más de cien kilómetros hora, pero siempre consideró que su responsabilidad hacia los menos favorecidos le obligada a superar todos los inconvenientes que se presentaran, siempre decía “ la satisfacción de salvar vidas reconforta por todos los inconvenientes que se puedan presentar.
En el año 1954 se retiró de estas actividades residiendo al Mar de la Plata y entre algunos galardones le fue concedida a título honorario la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia y un barrio de esta capital lleva el nombre de su hermano Próspero Palazzo, aunque a decir verdad lo que mas satisfacción le hacia sentir era que había logrado formar a multitud de pilotos sin recibir a cambio honorario alguno.
En 1947, cuando contaba 38 años de edad, conoció a Lelia Verdinelli, una joven de 16 años con la que contrajo matrimonio y le acompañó hasta el final de sus días el 5 de Abril de 2.009, tanto su esposa como sus dos hijos y cinco nietos evocan frecuentemente la figura del abuelo Vito reivindicando para él se le reconozca como “héroe de la aviación comercial argentina”.
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